Crece el pesimismo sobre la posibilidad de un acuerdo entre una Bruselas inflexible y un Londres aislado
La presidenta de la Comisón Europea, Ursula von der Leyen, y el primer ministro británico, Boris Johnson, intentarán desbloquear la negociación sobre un tratado comercial en una cena, esta tarde-noche en Bruselas. El encuentro llega antes de la reunión del Consejo Europeo pero no se presenta como una última oportunidad de acuerdo, a pesar de que la transición del ‘brexit’ termine a final de año.
Medios británicos aseguran que Johnson pidió a Von der Leyen, en su larga conversación telefónica del lunes, que se sumasen al diálogo la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron. La petición fue rechazada. Ambos acordaron que sus negociadores preparasen un mapa de los obstáculos, sobre el cual los dos líderes tendrán que dibujar esta noche una solución.
La ausencia de representantes británicos en las reuniones de la Unión Europea, desde la primera fase del ‘brexit’, el 31 de enero, ha reforzado la dinámica hacia la separación. El aislamiento de Johnson, que no puede reunirse con los líderes que él quisiera, no favorece el optimismo. Al contrario, el tono sombrío se extiende, especialmente en Dublín, la capital con buena antena en las dos partes negociadoras.
Algunos observadores de la diplomacia británica han achacado una parte sustancial del ‘brexit’ a la decisión de David Cameron de abandonar el Partido Popular Europeo. Según este análisis, la pérdida de la intimidad que crece en los encuentros entre correligionarios, en cenas de víspera de consejos, por ejemplo, habría cegado al exlíder conservador sobre la mecánica de la UE.
Johnson no ha hablado telefónicamente con Merkel o Macron desde mediados de octubre, según el registro oficial. Con Von der Leyen, una alemana anglófila pero sin poderes superiores a los su negociador oficial, el francés Michel Barnier, ha hablado algo más. El líder británico puede hacer concesiones unilaterales, pero no es fácil imaginar qué nueva flexibilidad puede ofrecerle la presidenta de la Comisión.
La renuncia de Londres, el martes, a quebrar la ley del Acuerdo de Retirada que permitió el ‘brexit’ de enero, tras un acuerdo con la UE sobre algunos aspectos del protocolo irlandés, no alienta tampoco al optimismo. La ministra de Comercio, Liz Truss, anunció también el martes que Reino Unido no aplicará los aranceles de castigo a productos de Estados Unidos establecidos por la Unión, en la larga batalla entre Bruselas y Washington por los subsidios estatales a sus industrias aeroespaciales.
El presidente electo, Joe Biden, ha afirmado que no tiene urgencia para firmar nuevos acuerdos comerciales, pero pidió a Johnson en su primera conversación que no provocase la construcción de controles aduaneros en la frontera de Irlanda, de donde procedían sus ancestros. En vísperas de su conversación con Von der Leyen y del Consejo Europeo, Londres subrayó su proyección prioritaria hacia Estados Unidos.
Voces empresariales diversas, en Reino Unido y en la Unión Europea, emergen diariamente en los medios alertando de la falta de tiempo para prepararse a los nuevos procedimientos aduaneros el 1 de enero. Portavoces del primer ministro dicen ahora que la negociación no puede extenderse a 2021. Se citan fuentes de la UE afirmando que «importa más la sustancia que el tiempo». Mientras la cuenta atrás continúa.