Aquí te presentamos las tendencias que serán claves en 2021. Las elegimos tomando en cuenta el avance tecnológico y su potencial de impacto en el desarrollo de los próximos años.
Tendencia 1: La revolución de las Vacunas
Si 2020 fue el año de la carrera por la vacuna, 2021 traerá varios hitos para el sector en los aspectos de manufactura, logística de distribución y nuevos usos.
En cuanto a la manufactura, destaca el enfoque de tiempos de guerra que, a través de acciones como la firma de contratos de compra-venta y transferencia tecnológica, invocación de leyes especiales y mejoras en la elaboración, podrán acelerar la velocidad de producción. Las principales estrategias son facilitar la manufactura en más laboratorios, y aplicar principios exponenciales y de manufactura —eliminar desperdicio durante la producción, sobre todo jeringas— ampliar la producción en grupo de seis en lugar de cinco, entre otras.
Mucho se ha hablado de la logística de distribución de algunas vacunas, no solo por algunas necesidades de extremo frío, sino por más complejidades de despliegue, por lo que el sector privado podría prestar su logística. El seguimiento requerirá implementaciones tecnológicas para asegurar que las personas reciban la segunda dosis, especialmente si se encuentran tácticas que aceleren el despliegue o si un país le compra la vacuna a más de un laboratorio, como México. Lo anterior también derivaría en la emisión de certificados digitales de inmunización antes de entrar a un recinto o de hacer un viaje, que inclusive podrían tener el mismo peso que un pasaporte.
El ARN mensajero (mRNA, por sus siglas en inglés), base de las vacunas de Moderna y Pfizer, promete ser tendencia este año. Aunque nació hace un par de décadas, es ahora cuando se ha autorizado su uso en una vacuna.
Este tratamiento aún tiene muchos retos por delante —tales como lograr autorizaciones en mayor número de efectos clínicos, madurar su uso terapéutico, acotar los efectos secundarios, entre otras—, también abre una gama de oportunidades. En el caso de posibles variaciones relevantes del virus SARS-CoV-2, si se tiene la secuencia del genómica del virus, se puede rediseñar la vacuna en solo seis semanas para entrar rápidamente a la fase de pruebas.
El segundo aspecto es la alta capacidad de combinar la mRNA con Inteligencia Artificial y Machine Learning, lo que eventualmente facilitaría las medicinas personalizada y de precisión. Finalmente, el mRNA y la inversión general en el desarrollo de vacunas acelerarán las investigaciones en virus como gripe común, influenza, Ébola y Zika, otras enfermedades infecciosas, hereditarias como fibrosis quística, así como VIH y tratamiento de cáncer comenzando por melanomas.
Tendencia 2: Litigios y regulación contra las Big Tech
2020 cerró con diversos procesos abiertos y decisiones controvertidas, tales como la suspensión de las redes sociales de Donald Trump, que abrió un debate mundial sobre si es censura o no y quién debe tomar estas decisiones. Para este año, podría haber una modificación del Congreso a la llamada Sección 230, un pilar del Internet que históricamente ha dado inmunidad de responsabilidad a los dueños de las páginas del contenido producido por terceros. Una mala modificación también podría tener consecuencias indeseables.
Una tendencia que avanzará es los procesos abiertos contra las Big Tech en EE.UU. Por un lado, el Congreso seguirá evaluando recomendaciones a partir de investigaciones y estudios a las Big Tech, y quizá haga modificaciones a su regulación. Queda por ver qué pasará con las demandas de decenas de estados contra Google y Facebook, así como los pronunciamientos de la Comisión Federal de Comercio y de la investigación del Departamento de Justicia orquestada por un cargado Fiscal Barr.
El presidente Biden tiene muchos problemas que se anteponen a los de las Big Tech, por lo que buena parte de la agenda la delegará en Kamala Harris —oriunda de California y cercanas a las Big Tech— y en los funcionarios gubernamentales. Sabedores de esto, las Big Tech han buscado colocar ex empleados y afines en las posiciones reguladoras y antimonopolio del gabinete de Biden. Aún así, la presión social podría derivar en regulaciones fuertes.
En Europa se concentrarán en incrementar la regulación y recaudación por multas a las Big Tech, especialmente por prácticas anti competitivas. Otros temas de interés serán la privacidad de los datos personales, la moderación de contenido, la 5G en el marco de una estrategia geopolítica y la regulación tecnológica de la Gran Bretaña pos Brexit.
En China veremos si la estrategia gubernamental es que el Estado acapare más poder sobre sus empresarios o incrementar el dinamismo y la innovación en la economía; es casi imposible lograr ambas. En el primer caso, podría haber gran escrutinio a empresarios como el que alejó de los reflectores a Jack Ma de Alibaba y en el segundo, sería la introducción de más emprendedores e innovadores a estrategias como “Hecho en China 2025” y la “Iniciativa de la Franja y la Ruta”.
Finalmente, en 2021 deberíamos ver un marco unificado de cobro de impuestos digitales y a empresas tecnológicas, que será adoptado por grupos de países pertenecientes al G-20 y la OCDE. En éste, temas como cuánto cobrar, la diferencia entre la economía digital y la tradicional, dónde se produce el ingreso, la utilidad y el valor, así como la regulación a algunas estrategias fiscales abusivas, serán resueltos.
Tendencia 3: El home office llegó para quedarse
Un aspecto positivo de la pandemia es la aceleración que le ha dado a la Transformación Digital dentro de las compañías. La complejidad del proceso lleva a muchas organizaciones a postergarlo o llevarlo de manera tan gradual que se termina estancando por no poder cambiar la inercia, lo que las vuelve irrelevantes. No obstante, es un esfuerzo que trae grandes ventajas, entre ellas la facilitación del trabajo a distancia.
El trabajo remoto o home office se inventó desde hace ya casi cinco décadas, pero tuvo que ocurrir una pandemia para que dejara de ser una excepción y se convirtiera en algo más normal. Aún así hay camino por recorrer: mientras en EE.UU., aproximadamente el 57% de los empleados trabajan remotamente, en México son menos debido a la naturaleza de la economía y de sus empleos, así como el insuficiente nivel de digitalización de las empresas.
Hoy en día, el experimento de home office más grande en la historia —un 93% de los empleados experimentaron un aumento de trabajo remoto—se sigue llevando a cabo y los aprendizajes son muy valiosos. En México, por ejemplo, se aprobó recientemente una reforma a la Ley Federal del Trabajo en la que se reconoce formalmente al home office y se obliga a las empresas a proporcionar el equipo de trabajo necesario. Y cientos de millones de empleados en el mundo que hoy están haciendo trabajo remoto descubrieron que prefieren seguir así al menos dos o tres días a la semana.
De la noche a la mañana las mentes de empresarios y ejecutivos de la vieja escuela, que se resistieron por años al home office, vivieron de primera mano los beneficios que tiene para los empleados: mayor flexibilidad de horario, ahorro de tiempo y dinero en traslados y reducción de distracciones. También notaron que esta modalidad puede reducir los gastos operativos de sus empresas hasta en un 30% al año. No es coincidencia que ahora la gran mayoría de los líderes corporativos estén considerando en sus planes permitir el trabajo remoto a sus empleados después de la pandemia.
Quizás el trabajo remoto no podrá reemplazar por completo al trabajo presencial, pero probablemente se convertirá en la modalidad por default para trabajar -modelo conocido como “remote-first”- durante los próximos años, o al menos, se incluirá dentro de un esquema híbrido: unos días trabajo remoto y otros presencial.