De no concretarse esta negociación, expertos temen una carrera de rearme nuclear, lo cual no sucedía desde 1972.
Estados Unidos y Rusia iniciaron este lunes en Viena una tercera ronda de negociaciones de alto nivel para analizar cómo salvar el “Nuevo START”, el último acuerdo de control de armas nucleares que sigue vigente entre estas dos grandes potencias atómicas.
Los negociadores se reunieron a puerta cerrada desde primera hora de la mañana en un palacete en el centro de Viena y tienen previsto seguir hablando hasta mañana martes por la tarde.
El negociador jefe estadounidense, Marshall Billingsleá, señaló al comienzo de las conversaciones en la red social Twitter que Estados Unidos “está listo para un diálogo serio”.
La delegación rusa está encabezada por el viceministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Riabkov.
El embajador ruso ante los Organismos Internacionales en Viena, Mijail Uliánov, afirmó en su cuenta de Twitter que “un diálogo profesional con la mente abierta es mejor que la retórica propagandística que dominó este ámbito durante mucho tiempo”.
El diplomático parecía referirse a la pasada exigencia de EEUU de incluir en estas negociaciones a China, al considerar que el gigante asiático está construyendo al margen del acuerdo Nuevo START un enorme arsenal atómico sin restricciones.
Pekín ha rechazado con vehemencia cualquier participación en estas negociaciones de control de armamento atómico.
El primer encuentro entre las partes se celebró a finales de junio, con Billingslea y Riabkov al frente, mientras que la segunda ronda tuvo lugar a nivel de expertos a finales de julio, siempre en la capital austríaca.
Según informó este domingo la cadena NBC, el presidente de EEUU, Donald Trump, aspira a celebrar antes de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre próximo una cumbre con su homólogo ruso, Vladímir Putin, para anunciar un acuerdo sobre la extensión del Nuevo START, que vence en febrero de 2021.
START son las siglas inglesas para “Tratado de Reducción de Armas Estratégicas”.
El pacto, firmado en 2010, limita el número de armas nucleares estratégicas, con un máximo de 1,550 cabezas nucleares y 700 sistemas balísticos para cada una de las dos potencias, en tierra, mar y aire.
En caso de un acuerdo en Viena, la vigencia de tratado podría ser prorrogada por cinco años, hasta 2026.
Si no se logra esa extensión, los expertos ven el riesgo de una nueva carrera de rearme nuclear, pues por primera vez desde 1972 no habría ningún acuerdo de control de armas atómicas en vigor entre las dos mayores potencias nucleares del mundo.
Rusia y Estados Unidos controlan el 90 % de todas armas nucleares que existen en el planeta.