Una manera fácil de identificar si un tipo determinado de tela funciona en la prevención de un contagio es ponerla contra la luz solar
Debido a la pandemia de coronavirus COVID-19, los cubrebocas comenzaron a escasear y la gente optó por fabricar los suyos, pues de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el uso de estas mascarillas son una medida que ayuda a reducir el riesgo de contagio.
Sin embargo, la misma OMS precisó que “el uso de mascarillas hechas de otros materiales (por ejemplo, algodón o tela) también conocidas como mascarillas no médicas, en un ambiente comunitario no ha sido bien evaluado”, por lo tanto “actualmente no hay pruebas para recomendar o no su uso”.
Argumentó que los cubrebocas de algodón significaron un riesgo mayor que aquellos de tipo quirúrgico, por lo que no son tan recomendables para el uso de la población.
En tanto, sobre los cubrebocas de neopreno aún no se tiene un dictamen final.
Por otra parte, los filtros de aire HEPA y las bolsas para aspiradoras recibieron excelentes resultados, lo mismo que las fundas de almohada de 600 hilos y telas similares a la franela.
Investigadores señalan que los mejores materiales para fabricar un cubrebocas casero son los de algodón para edredón pesado, los de doble capa de tela gruesa batik y los de doble capa de franela con una exterior de algodón.
Una manera fácil para determinar si un tipo determinado de tela funciona en la prevención de un contagio es ponerla contra la luz solar, si la densidad del material impide que los rayos atraviesen con facilidad, servirá para elaborar un cubrebocas.