Por Joaquín Pacheco Cabrera
Enfrentado desde el primer momento a cuestionamientos que han derivado en numerosos recursos legales con la pretensión de hacerlo descarrilar, pero que han rebatidos una y otra vez en los tribunales conforme a las debidas pruebas que validan su legalidad, el Tren Maya se constituye en una gran esperanza no sólo para Quintana Roo y los demás estados que integrarán su recorrido — Tabasco, Chiapas, Campeche y Yucatán—, sino para el propio futuro de México y hasta para el de los demás países con los que compartimos la herencia del esplendor de la cultura maya.
Las enormes perspectivas de prosperidad compartida que representa este megaproyecto del Gobierno Federal que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador fueron expuestas con toda claridad por la gobernadora Mara Lezama el lunes en la Ciudad de México, durante la habitual conferencia mañanera en Palacio Nacional.
Allí, la mandataria estatal subrayó su convicción de que el Tren Maya dará oportunidad para que el mundo conozca las comunidades mayas, los talentos de sus artesanas y artesanos y las maravillas que crean, contribuyendo a hacer justicia y acortar las brechas de desigualdad en esa zona y los municipios del Centro y del Sur, teniendo a Cancún como principal emisor de pasajeros y sede de las operaciones del centro operativo del Tren Maya, lo que ayudará a distribuir este modelo económico y social.
Destacó el ejemplo del Presidente López Obrador como “determinante para no claudicar en nuestras convicciones y seguir luchando por los intereses del pueblo; no queremos inversiones que solo extraigan la riqueza de Quintana Roo, pues el principal destino turístico del mundo tiene que tener a la población mejor alimentada, con la mejor educación y el mejor sistema de salud del mundo entero”.
Es en ese sentido que el Nuevo Acuerdo por el Bienestar y Desarrollo que impulsa tiene como brújula al humanismo mexicano y como principio el lema: “por el bien de todos, primero los pobres”.
Buenos tiempos se avecinan con la inversión histórica de alrededor de 45 mil millones de pesos que el Gobierno de México aplica en Quintana Roo, al que se suma el presupuesto histórico más alto del Gobierno del Estado: dos mil millones de pesos del presupuesto ordinario para programas y acciones sociales, junto con un fondo especial para el fortalecimiento de la seguridad, mejorando las capacidades de la policía y ampliando la coordinación con las fuerzas armadas y la Guardia Nacional, en busca de generar bienestar social y prosperidad compartida.
No son pocos los buenos augurios: ya en 2022 Quintana Roo recibió más de 19 millones de turistas y para este 2023 serán casi 21 millones de turistas los que arriben al aeropuerto internacional de Cancún. Con un flujo siempre creciente, en un futuro cercano los que lleguen, además de visitar Cancún o la Riviera Maya, tendrán la oportunidad, con el Tren Maya, de trasladarse hasta las zonas arqueológicas del centro y sur del estado y de redescubrir la riqueza de las comunidades indígenas.
Sí, vienen buenos tiempos. Y lo mejor es que serán buenos tiempos para todos.