La llamada “cuarta transformación de México” cumple tres años y vive momentos decisivos a la mitad del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuya administración avanza entre claroscuros políticos y económicos. Andrés Manuel López Obrador cumplió tres años como presidente del país y, en ese tiempo, el mandatario ha impulsado lo que él ha llamado la “Cuarta Transformación” o 4T, la cual se ha visto marcada por éxitos y fracasos en diversos temas, como la lucha contra la corrupción, la adquisición de vacunas contra Covid-19, las elecciones de 2021, el desabasto de medicamentos y el incremento en niveles de inseguridad. Uno de los principales triunfos de esta administración fue mantener el apoyo popular, pues desde que López Obrador llegó a la presidencia ha tenido más de 50% de respaldo, dice, en entrevista, el politólogo Javier Martínez Reyes.
“Las tasas de aprobación que tiene en la población son altísimas, sobre todo si se considera que, en medio tuvimos una pandemia que, de alguna manera, le complicó las cosas”, afirma el académico del Centro de Investigación y Docente Económicas (CIDE).
En octubre pasado, 64% de las personas, en promedio, avaló al presidente Andrés Manuel López Obrador, lo que representa el tercer registro más alto desde que comenzó la medición de aprobación, y la cifra más alta desde octubre de 2019 (63%), de acuerdo con la más reciente encuesta realizada por Mitofsky.
Martínez Reyes meciona que, en estos primeros tres años, se ha empezado a implementar la reforma laboral, la cual viene del sexenio de Enrique Peña Nieto. “Estamos caminando a lo que, parece, será un mejor sistema laboral”.
Por su parte, el politólogo Luis Antonio Esquivel comenta que uno de los triunfos de la 4T fue impulsar a rango constitucional los programas insignia de López Obrador: la pensión a adultos mayores, apoyos económicos a personas con discapacidad y becas a estudiantes.
Ello, porque la pensión a personas de la tercera edad ha sido la política pública emblemática del tabasqueño, ya que la impulsó, desde 2004, cuando era jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, y que, posteriormente, lo posicionó como contendiente a la presidencia del país.
Otro éxito fue la obtención de vacunas contra Covid-19 y la campaña de vacunación, pues el docente comenta que uno de los aciertos del presidente fue designar al secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, como encargado de adquirir las dosis, por el conocimiento del mercado internacional que tiene el canciller.
“Creo que, ahí, el presidente se anotó un buen triunfo, porque depositó mucho de su capital político, a sabiendas de la capacidad que tiene Ebrard, dándole esta tarea. Creo que el secretario ha cumplido con creces la encomienda”, dice el docente.
Los fracasos
Luis Antonio Esquivel considera que uno de los fracasos del gobierno fue que Morena perdió nueve alcaldías en la Ciudad de México, el bastión político de este partido y de Andrés Manuel López Obrador. Ello, dice, afectó al órgano político y a la Presidencia de la República.
Vidal Romero, del Departamento de la Ciencia Política en el ITAM, considera que uno de los fracasos del actual gobierno se percibe en el combate a la corrupción, el lema de la campaña de López Obrador y, ahora, bandera de su gobierno.
Recordó que algunas de las personas que lo apoyaron a llegar a la presidencia han tenido antecedentes de corrupción: Manuel Bartlett, Félix Salgado y Carlos Lomelí.
El especialista anota que otro de los fracasos registrados en la Cuarta Transformación es la seguridad, a la que califica como “una tragedia”, por falta de ideas, pues dice que no existe una política de seguridad y sólo se plantea arreglar el problema militarizando el país.
En este último punto coincide el exconsejero del entonces Instituto Federal Electoral (IFE), Luis Carlos Ugalde, al señalar que los resultados de este gobierno son deficientes en materia de seguridad, crecimiento económico, distribución del ingreso, legalidad y Estado de derecho, pues en este punto, afirma, el gobierno se coloca por encima de las leyes, como en el caso del decreto sobre considerar a las obras de infraestructura como asuntos de seguridad nacional.
Sin embargo, apunta que, de forma paralela, el presidente es popular, aunque aclara que eso “sólo mide el éxito retórico de López Obrador respecto a su comunicación con la gente, pero no el desempeño de un gobierno”.
A la Cuarta Transformación aún le faltan casi tres años. El gobierno del presidente finaliza el 30 de septiembre de 2024 (dos meses menos que sexenios anteriores), por lo que Luis Carlos Ugalde prevé que, en la segunda mitad de la administración, se verán iniciativas que generen “incertidumbre”, como la reforma político-electoral, que pretende reformar la composición del Instituto Nacional Electoral (INE), así como la expansión de la hegemonía electoral de Morena, que, estima, podría resultar vencedora en la mayoría de los cargos en disputa en las elecciones de 2022.
“Lo que vas a ver en la segunda mitad del sexenio es que el riesgo político del país va a aumentar, porque el presidente va a mantener su retórica polarizante, incluso más que en la primera mitad; va a proseguir con algunos cambios legales administrativos, como la reforma político electoral para transformar al INE”, dice.
Claroscuros económicos
La 4T muestra claroscuros en materia económica. Mientras que ha logrado mantener la cercanía comercial con el país gobernado por Joe Biden, también ha provocado incertidumbre en otras vertientes.
“Si nos limitamos a lo económico, [el desempeño] es entre regular y malo; si incluimos lo social dentro de lo económico, [como es] el mercado laboral y la seguridad social, yo diría que es malo”, dice Marcelo Delajara, director de Crecimiento Económico y Mercado Laboral del Centro de Estudios Espinoza Yglesias (CEEY).
La continuidad del comercio con Estados Unidos y Canadá a través de la firma del Tratado con estos países, el T-MEC, es un logro para el gobierno actual. “Creo que ha sido clara la política de López Obrador de no arruinar, en la medida de lo posible, esa relación”, explica.
Sin embargo, la propuesta gubernamental para llevar a cabo una nueva reforma eléctrica pone en entredicho los avances del tratado comercial a cambio, dice, de mantener el acuerdo en términos de migración entre las dos naciones, es decir, un quid pro quo (que se recibe como compensación), lo cual no exenta a los países de un desencuentro futuro por este tema.
Otro logro para la administración federal fue el impulso gubernamental hacia leyes laborales que permitieron flexibilizar el mercado en el inicio de la administración, como lo fue la democratización de los sindicatos.
Por otro lado, el respeto al banco central puede ser catalogado como un punto a favor del gobierno. “Por ejemplo, no ha hecho ningún intento de cambiar la Ley del Banco de México; pero ha sido una relación muy tensa, una relación que ha puesto en peligro la credibilidad de la institución”, dice Delajara, quien tampoco duda que, en un futuro, pueda intentarse realizar algún cambio en la ley de la institución autónoma.
En noviembre, el presidente mexicano dio a conocer el retiro de la nominación de Arturo Herrera, extitular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), para presidir el banco central, y postuló a la funcionara Victoria Rodríguez Ceja, lo cual ha despertado polémica respecto a la intención del primer mandatario. Sin embargo, hablando a título personal, Marcelo Delajara considera que la política social ha sido un “fracaso”, ya que los apoyos sociales tratan de mitigar la pobreza a través de transferencias (ayudas asistencialistas) y no en la formulación de una política social que, en el mediano y largo plazo, lleve a reducir los índices de pobreza de forma real.
Hoy, la política pública ofrece incentivos para mantenerse en la informalidad y no para sumarse al lado contrario, lo cual presiona a las empresas formalmente establecidas y profundiza la desigualdad, explica Marcelo Delajara.
La inversión privada ha caído en los últimos años. Eso indica que el aparato productivo se está resintiendo; mientras que las obras en las que ha invertido el gobierno tienen el riesgo de ser poco productivas, como es el caso de la Refinería de Dos Bocas o la construcción del Tren Maya.
La inversión privada se contrajo 19.9% en 2020 respecto a 2019, mientras que la caída de la inversión pública fue de 7.7%. En el año, la inversión privada aportó 86% del total en México, y la pública representó apenas 14%, según el colectivo México, ¿Cómo Vamos?