México, octubre 10, 2024– En una reciente conferencia matutina, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo celebró la aprobación de la reforma energética en la Cámara de Diputados, un cambio legislativo que ha suscitado diversas reacciones en el sector empresarial y entre los inversionistas privados. Según Sheinbaum, estos últimos “no tienen de qué preocuparse” tras la modificación que busca privilegiar a las empresas del Estado, como Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
La reforma, aprobada en la madrugada del 10 de octubre, transforma la consideración de Pemex y CFE de “empresas productivas del Estado” a “empresas públicas”, lo que implica una reestructuración significativa en el marco energético nacional. La mandataria defendió este cambio como parte de la Cuarta Transformación, que busca un modelo de desarrollo que beneficie tanto a la población como a los inversores privados. “Generamos un modelo que ha dado resultados a los privados y al pueblo de México”, afirmó.
A pesar del nerviosismo que ha generado esta reforma entre algunos sectores de inversión, Sheinbaum enfatizó que se respetarán todos los contratos existentes y que la participación privada en la generación de electricidad se mantendrá en un 46%. Además, anunció la creación de mesas de trabajo para facilitar la comprensión de las nuevas dinámicas de participación del sector privado.
Un aspecto controversial de la reforma es la modificación que permite a la CFE superar el 50% de la generación eléctrica sin que esto se considere monopolio. La presidenta argumentó que esta medida es beneficiosa para la economía nacional, al proporcionar una mayor independencia energética y evitar situaciones como las vividas en España, donde las tarifas eléctricas se han vuelto insostenibles.
La reforma energética también ha encendido alarmas respecto a la próxima revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026, ya que este acuerdo prohíbe el trato preferencial a empresas nacionales. Los analistas advierten que este nuevo marco podría poner a México en una situación complicada en el ámbito internacional, especialmente en relación a sus socios comerciales.
A medida que la administración de Sheinbaum avanza en sus reformas, la atención se centra en cómo se equilibrarán los intereses de las empresas estatales y los inversionistas privados en un sector crítico para el futuro económico del país. La presidenta insiste en que la combinación de una CFE fortalecida junto con inversión privada es la clave para asegurar un suministro energético confiable y accesible para todos los mexicanos.