El narcotraficante mexicano, conocido como uno de los fundadores del Cártel de Guadalajara, fue ingresado al Hospital Adolfo López Mateos para un procedimiento quirúrgico programado.
Toluca, Estado de México, 11 de noviembre de 2024 – Rafael Caro Quintero, uno de los narcotraficantes más notorios de México y considerado uno de los fundadores del Cártel de Guadalajara, fue ingresado el lunes al Hospital Adolfo López Mateos, ubicado en Toluca, Estado de México, donde se sometió a un procedimiento quirúrgico para tratar un padecimiento relacionado con la próstata. Fuentes cercanas confirmaron que la cirugía ya estaba programada antes de su ingreso al hospital.
El fuerte dispositivo de seguridad implementado a las afueras del hospital y la presencia de fuerzas federales reflejan la alta peligrosidad de Caro Quintero, quien ha sido uno de los criminales más buscados por las autoridades de Estados Unidos. A lo largo de las últimas décadas, su figura ha sido sinónimo de poder y violencia en el ámbito del narcotráfico mexicano.
Caro Quintero, apodado “el narco de narcos” durante la década de 1980, fue uno de los principales responsables del auge del Cártel de Guadalajara, una de las organizaciones criminales más poderosas de su tiempo. Entre los crímenes que marcaron su carrera, destaca el secuestro y asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena en 1985, un crimen que desató una ola de represalias de las autoridades estadounidenses, quienes ofrecieron hasta 20 millones de dólares de recompensa por su captura.
Su primera detención ocurrió en 1985 en Costa Rica, donde fue extraditado a México y sentenciado por su participación en el asesinato de Camarena. Sin embargo, en 2013, Caro Quintero fue liberado tras un fallo judicial que dejó sin efecto varias causas en su contra, lo que provocó una ola de indignación, tanto en México como en Estados Unidos.
Fue hasta el 15 de julio de 2022 cuando Caro Quintero fue nuevamente arrestado por fuerzas federales mexicanas en una operación en el municipio de Choix, Sinaloa, tras casi una década de permanecer en libertad. Desde su reclusión en el penal de “El Altiplano”, en Almoloya de Juárez, Estado de México, se encontraba bajo un régimen de máxima seguridad.
A pesar de que Caro Quintero está recluido en uno de los centros penitenciarios más vigilados del país, su reciente hospitalización ha puesto de nuevo en el foco de atención tanto a las autoridades mexicanas como a las estadounidenses. El hospital Adolfo López Mateos, conocido por ser un centro médico de alta especialidad, fue resguardado por un fuerte operativo de seguridad que incluyó a elementos de la Guardia Nacional y otras fuerzas federales.
El traslado del narcotraficante al hospital se da en medio de una creciente preocupación por su bienestar, dado su avanzado estado de salud y la necesidad de intervención médica para tratar su condición de la próstata. Fuentes oficiales no han especificado la gravedad del padecimiento, pero se sabe que se trataba de un procedimiento quirúrgico programado.
Caro Quintero sigue siendo una figura clave en la historia del narcotráfico en México. Su influencia y su rol en el Cártel de Guadalajara fueron determinantes en el auge de los cárteles de la droga durante las décadas de 1980 y 1990, particularmente en el tráfico de marihuana y cocaína hacia Estados Unidos. Su relación con otros grandes nombres del narcotráfico, como Miguel Ángel Félix Gallardo y Joaquín “El Chapo” Guzmán, le permitió consolidar su poder en el crimen organizado mexicano.
Aunque su liberación en 2013 y su posterior detención en 2022 han sido temas de controversia, la figura de Caro Quintero sigue siendo un símbolo de la impunidad y la violencia que ha caracterizado al narcotráfico en México. Actualmente, sigue siendo uno de los criminales más relevantes en el radar de las autoridades internacionales, particularmente del gobierno de Estados Unidos, que mantiene vigente una recompensa millonaria por su captura.
La hospitalización de Caro Quintero ha reavivado los temores sobre su posible fuga o el riesgo de que, debido a su condición de salud, se pueda ver beneficiado por un tratamiento más flexible dentro del sistema penitenciario. La vigilancia sobre su caso, tanto en el hospital como en la prisión, se ha intensificado mientras las autoridades mexicanas siguen lidiando con las secuelas de uno de los capítulos más oscuros de la historia reciente del narcotráfico.
El futuro de Rafael Caro Quintero parece incierto. Mientras se recupera de su intervención quirúrgica, su situación legal sigue siendo un tema delicado, con las autoridades mexicanas y estadounidenses monitoreando de cerca su estado de salud y su seguridad. No está claro qué medidas adicionales se tomarán para garantizar su custodia, pero su historial y su perfil de riesgo aseguran que las autoridades seguirán prestando especial atención a su caso en los próximos días.