En la cima castigada por el viento del Buachaille Etive Mòr, un pico escocés de más de mil 20 metros sobre el nivel del mar, Nick Gardner es un aventurero de 81 años de edad que sigue sin césar el ritmo de sus piernas. Toma una pausa y se detiene para contemplar las escarpadas cumbres, los lagos y los valles visibles a través de las nubes.
“Es tan emocionante cada vez que me siento como un niño pequeño. Necesito mi gorro y mis guantes y mi cortavientos, pero es absolutamente magnífico. Preferiría estar aquí que en una casa con calefacción central”.Nick Gardner
Gardner no era un senderista o un escalador experimentado. Cuando era un niño en Leicestershire, Inglaterra, le fascinaban las montañas. Pensaba que estaba destinado a que algún día viviría en las Tierras Altas de Escocia. Y así fue.
A los 50 años de edad compró una granja en las tierras altas en el noroeste de Escocia y con su esposa Janet se trasladó desde los suburbios de Inglaterra a ese remoto rincón, donde también le permitió perseguir otras de sus pasiones: la jardinería. Desde entonces, escalar montañas se ha convertido en algo más que un sueño de juventud.
Gardner relata que cuando conoció a Janet, se dieron cuenta que tenían los mismos intereses. Se enamoraron profundamente al grado de pensar de que no tenían duda de que su relación era “eterna”. Se casaron, tuvieron cuatro hijos, pero cuando se fueron de casa, decidieron mudarse a las Tierras Altas de Escocia.
Alzheimer y osteoporosis: enemigos de Janet
Janet era maestra de escuela primaria. Tampoco era montañista, pero le encantaba caminar por lugares salvajes y era una jardinera apasionada, pero su salud comenzó a deteriorarse en 2002 con la osteoporosis, sufriendo fracturas espinales espontáneas. Posteriormente, en 2018, llegó la devastadora noticia de que tenía Alzheimer y demencia vascular.
Cuando enfermó tanto, necesitó cuidados las 24 horas del día. Gardner estaba devastado. El Alzheimer y la osteoporosis de Janet hicieron que su maravilloso estilo de vida terminara abruptamente. Todo lo que habían soñado se había hecho añicos. Nadie sabe cuando llega la enfermedad.
“Cuando se volvió demasiado para mí, cuando ella comenzó a ir al hospital y estar bajo cuidado, (…) simplemente no supe qué hacer. Llevábamos 30 años acostumbrados a la compañía mutua las 24 horas del día. Y de repente se fue”.Nick Gardner
Gardner supo de una historia de la Sociedad de Alzheimer donde una mujer joven, que no tenía experiencia en escalada, subió 20 Munros (montañas en Escocia que tienen más 900 metros) en memoria de su abuelo, que tenía la enfermedad. Fue cuando supo que necesitaba un reto.
Viejos los cerros y reverdecen
Eso lo inspiró a intentar escalar todos los Munros para recaudar fondos para Alzheimer Scotland y la Royal Osteoporosis Society a pesar de que es un hombre de 80 años de edad, pero considera que todavía tiene las habilidades, la resistencia y la forma física para lograrlo.
Actualmente, Janet necesita atención las 24 horas y se encuentra en el hospital, pero Gardner espera que pueda mudarse pronto a un hogar de ancianos local. Dice que a ella le apasionaba ayudar a los demás y ésa es la motivación que tiene para recaudar dinero en su nombre y con suerte también ayudar a mejorar un poco las condiciones de quienes padecen estas enfermedades.
“Hacer esta escalada me ha permitido volver a centrarme hasta cierto punto. Tenía que encontrar algo de este tipo, de lo contrario habría tenido (…) problemas de salud mental. Lo sé”.Nick Gardner
La tarea que se propuso desafiaría a muchos con la mitad de su edad: escalar los 282 “Munros” de Escocia, o montañas de más de 900 metros, en mil 200 días. Hasta ahora ha completado 87. En honor a Janet, está recaudando dinero para ambas organizaciones benéficas.
Aprendiendo sobre las redes sociales a medida que avanza, registra sus progresos en Facebook e Instagram. Muchos de los mensajes que aparecen en su página web de recaudación de fondos, en la que ha reunido más de 30 mil libras de un objetivo de 40 mil. Son de personas que ha conocido en la montaña.
“Creo que (fue) la tercera montaña que subí en la que casualmente estaba conversando con otros escaladores y mencioné por casualidad lo que estaba haciendo para este reto. Y no podían creerlo. (…) Estaban asombrados”.Nick Gardner
Gardner considera que no se había dado cuenta de su propio potencial y desde entonces, cuando ve a la gente en la colina, los detiene y mantiene una pequeña conversación con ellos para contarles lo que está haciendo.