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“La opinión más leída de todo Quintana Roo”.
Por: Joaquin Pacheco Cabrera
Con la salida de Rodrigo Alcázar del Instituto de Movilidad de Quintana Roo, a partir del 1 de febrero, el nuevo director de esta dependencia se enfrenta a la urgente necesidad de realizar una reestructuración interna profunda. Durante los últimos años, el Instituto ha perdido su esencia, alejándose de su función primordial de servicio al ciudadano y convirtiéndose en una dependencia recaudadora. Este cambio de enfoque ha generado descontento, tanto entre los funcionarios como entre los ciudadanos, quienes perciben una desconexión creciente con las autoridades de movilidad.
Particularmente en la delegación de Cancún, la situación se ha tornado aún más problemática bajo la gestión de Manuel Jesús Puerto Castillo. Se le ha señalado por su actitud soberbia, un aparente alejamiento de la realidad y sus gastos excesivos en actividades que no se alinean con los objetivos de la dependencia y mucho menos a la 4ta transformación. Además, su vínculo familiar con Nicolás Castillo, ex líder del sindicato de taxistas de Cancún, y su enfrentamiento con las plataformas digitales de transporte como Uber y DiDi, han generado controversia. La defensa de intereses familiares, en detrimento de la mejora del servicio y la atención a los ciudadanos, es otro aspecto que ha socavado la credibilidad del instituto.
En otro punto del estado, específicamente en el municipio de Solidaridad, se menciona el caso de David Armin Cosgaya Mena, quien habría aumentado considerablemente su flota de unidades foráneas desde su nombramiento. A pesar de las críticas que señalan un probable aprovechamiento personal de su cargo, no se ha logrado comprobar que estos incrementos hayan tenido un impacto positivo en la calidad del servicio.
En este contexto, Rafael Hernández Kotasek, quien asume la responsabilidad de la reestructuración, tiene por delante un reto considerable. Será imprescindible que realice un análisis exhaustivo de los funcionarios al interior del Instituto, con el objetivo de promover cambios necesarios que garanticen un servicio más eficiente y transparente. El tema de la movilidad en Quintana Roo, como se sabe, es un asunto de alta relevancia, y se ha convertido en una “papa caliente” para las autoridades, que deben actuar con rapidez y determinación para mejorar la experiencia del ciudadano y restablecer la confianza en las instituciones encargadas.
El futuro del Instituto de Movilidad depende de la capacidad de su nuevo director para tomar decisiones difíciles y acertadas. Solo a través de una revisión seria de sus estructuras internas, la eliminación de prácticas corruptas y la reintegración del servicio ciudadano, podrá restablecerse el enfoque que originalmente dio sentido a esta dependencia.