“Lo intangible, sin resquicio de duda, es lo más importante de la vida. El dinero, las finanzas, la economía son un complemento, no un sustituto de las cosas esenciales de la vida como la salud, la amistad, el amor y los buenos momentos”, escribe Edgar Arenas Hace poco más de dos años encontrábamos en las noticias información sobre una extraña enfermedad que causaba incertidumbre y que provenía de una céntrica ciudad industrial de China, los reportes la clasificaban como una gripa muy agresiva. No sabíamos lo que se nos venía encima. Durante las fiestas de fin de año de 2019, intercambiábamos memes sobre exóticas comidas que se consumen en el lejano oriente como una probable fuente de ese virus el cual, algunas semanas después, fue declarado la primera pandemia global en la historia de la humanidad. Desde la tundra de Siberia hasta las estepas en el cuerno de África, desde los glaciares en Alaska hasta los bosques en la Patagonia, el mundo se transformó a una velocidad demencial. En este par de años hemos vivido varios de los cambios económicos y sociales más drásticos a los que se ha enfrentado el hombre. Para sobrevivir nos hemos adaptado y hemos sido eficientes, por eso tú estás leyendo esto y yo pude escribirlo. La vida ha prevalecido.
Lee aquí otro texto de Edgar Arenas: ¿Cómo planear una inversión?
A lo largo de los milenios, la resiliencia económica le ha permitido al ser humano tener avances sociales que se apegan al guion de una novela de ciencia ficción. Japón –algunas décadas después de haber sido el lugar donde ocurrieron las dos únicas explosiones nucleares con fines bélicos– evolucionó hasta convertirse en una de las economías más prósperas del mundo (es la tercera más grande); Europa, que se ha debatido entre la debacle de sus guerras sin fin y sus renacimientos artísticos, sociales y económicos, nos sigue maravillando con una civilización que contrasta con el terror de la estupidez que los llevó a aniquilarse los unos a los otros durante la Segunda Guerra Mundial.
México, a pesar de una crisis de crecimiento que lleva al menos un par de décadas –el PIB de México no ha podido crecer por arriba del 5.11% anual en lo que va del siglo– y que no ha permitido generar una mejor distribución del ingreso y disminuir la vergonzosa brecha de ingreso, ha tenido avances que nos permiten vivir más. En 1930, el promedio de vida de los mexicanos no superaba los 34 años, hoy la mayoría de todos nosotros cruzaremos el umbral de los 75 años. Vivimos más por una simple regla aritmética: nuestro ingreso (directo o indirecto) tiene como resultado una mayor esperanza de vida.
La vida es una sumatoria de momentos, la mayoría tienen implicaciones económicas. La economía es la ciencia de la escasez, así la siguen definiendo algunos de los economistas más ortodoxos y la escasez es una de las palabras que más impactan en nuestra vida: escasez de dinero, de insumos para producir, de vacunas, etcétera. Tal vez definiría el resumen de este año con las líneas que arriba preceden este texto: resiliencia y escasez. El resultado en materia económica es crecimiento e inflación.
Son dos conceptos con los que hemos aprendido a convivir este año. A nivel mundial se han recuperado los empleos y el ingreso, por otro lado, el precio de los insumos y bienes finales ha aumentado; esto nos ha hecho flaquear, pero no nos ha derrotado. La civilización que durante algunos meses estuvo de rodillas se levantó y siguió adelante.
Antes de redactar este texto, les quiero confesar que me atravesaron muchos temas por la cabeza. La cantidad de temas económicos de actualidad es muy amplia, pero me decidí por estas líneas para que contribuyan a lo que estas fechas nos inspiran: la esperanza.
El ser humano a lo largo de milenios ha construido imperios; talló en mármol obras de exquisito arte o aprendió a cantar de forma más bella que las aves; conquistó lo impensable como volar más allá de nuestro planeta y elaboró una vacuna contra reloj para arrebatarle a la muerte la vida de millones. Todo lo anterior, con la fuerza de la esperanza, un activo intangible imposible de monetizar pero que es más valioso que cualquier activo de inversión.
Mientras escribo estos párrafos tomo una copa de vino y brindo porque tú, tu familia y la gente que amas tenga este fin de año y en 2022 dicho activo insustituible en su vida: la esperanza.
Lo intangible, sin resquicio de duda, es lo más importante de la vida. El dinero, las finanzas, la economía son un complemento, no un sustituto de las cosas esenciales de la vida como la salud, la amistad, el amor y los buenos momentos.
Que tus momentos estas fiestas de fin de año estén llenos de esperanza. Te lo deseo de todo corazón.
Edgar.
Edgar Arenas Sánchez es economista, gerente comercial en una casa de bolsa en México, profesor de economía bursátil en la UNAM, blogger de Rankia México y autor del libro “Invirtiendo y entendiendo”, reconocido por la Universidad Anáhuac, universidad de Cantabria y Santander Financial Institute como mejor asesor de inversiones 2020.