En el marco del Día Nacional del Libro 2020, que se celebra este 12 de noviembre, en te presentamos 5 beneficios a la salud que tiene el hábito de leer.
1. Vivirás más
Un estudio realizado por expertos de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Yale encontró un vínculo entre leer más libros y una mayor longevidad, lo que implica que entre más libros leas, más tiempo podrías vivir.
De acuerdo con los expertos, quienes leen podrían tener una “ventaja de supervivencia significativa de entre 17 y 23% en comparación con quienes no leen”.
En promedio, los investigadores encontraron que aquellos que leen libros vivían un promedio de dos años más que los que no lo hacían, mientras que quienes leen periódicos y revistas también pero la tasa era menor.
2. Alivia el estrés
Según una publicación de la Universidad de Minnesota en Estados Unidos, un beneficio de leer es que puede reducir los niveles de estrés, ya que según un estudio realizado por en 2009 por la Universidad de Sussex, la lectura puede reducir el estrés hasta en un 68%.
Incluso señala que leer funciona mejor y más rápido que otros métodos de relajación como escuchar música o beber una taza de té caliente. Esto se debe a que la mente está invitada a un mundo literario donde está libre de los factores estresantes de la vida diaria.
3. Mejora la agudeza visual
Otro beneficio de la lectura es que funciona como una especie de entrenamiento de la agudeza visual horizontal, que permite, por ejemplo, distinguir la “o” por lo redondo, y entre las letras “b” y “d”, que es una súper especialización de las áreas que detectan las formas, según indica la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México (SECTEI)
4. Ejercita el cerebro
Alicia Castillo Martínez, coordinadora de Evaluación de la Licenciatura en Neurociencias de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que leer involucra a tres grandes áreas: los lóbulos occipital, temporal y frontal, a través de una ruta que va de atrás para adelante del cerebro.
En el proceso se encienden otras áreas, y con el aprendizaje, el cerebro modifica su estructura a tres grandes escalas, ya que las neuronas que no se comunicaban ahora lo hacen, la mielina, la sustancia que envuelve y protege a los axones, se vuelve más gruesa, permitiendo la transmisión eficiente de impulsos nerviosos a distancia; y a nivel molecular, a través de la expresión de otros genes que favorecen la nueva función que se está aprendiendo.
Entre más se use el cerebro no sólo con la lectura sino con otras funciones como el cálculo escrito y mental, incluso con las artes en todo su espectro, éste se conecta más, provocando un fenómeno que los expertos llaman protección de la reserva cognitiva, el cual es de gran ayuda en la etapa adulta.
5. Mejora las habilidades cognitivas, de memoria y habla.
La SECTEI también indica que leer tiene como beneficio mejorar la capacidad intelectual, amplía el vocabulario, promueve el pensamiento analítico, estimula la imaginación y ejercita la memoria.
¿Cómo mejorar la habilidad lectora?
De acuerdo con los expertos, un poco de ejercicio, una mini-secuencia de actividad, como una serie de estiramientos y algo de coordinación antes de leer, favorece la lectura, porque el movimiento produce neurotransmisores que ayudan a tener una visión atenta y una atención sostenida. El ejercicio aeróbico es el que ofrece el mayor mantenimiento al cerebro.
Si con la lectura y el cálculo mental aumenta la reserva cognitiva de las personas, el ejercicio físico lo potencializa, sobre todo si se practica con asiduidad, por la gran cantidad de estructuras y áreas cerebrales que participan en el movimiento.
Leer: un mecanismo complejo
Leer es un acto que implica todo un mecanismo cerebral complejo, pues involucra varias estructuras y una extensa red neuronal para desarrollar esta capacidad que va de la mano con la de la escritura.
A través de varios estudios en neurociencias sobre la lectura, se conoce que aprender a leer implica un procedimiento que a nivel cerebral inicia en el lóbulo occipital, en la parte posterior del cerebro.
De ahí pasa a la región lateral de los hemisferios, en el lóbulo temporal izquierdo donde se lleva a cabo el reconocimiento de rostros, lugares y objetos; al aprender esta actividad, las letras se procesan en el área del reconocimiento de rostros, y después, la información llega a los circuitos del lenguaje para convertirlos en sonido y, el contacto con las letras, les da un significado.