A mediados de este mes la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) estimó que “podría pasar al menos un año” antes de que una vacuna contra el nuevo coronavirus (COVID-19) esté lista para su aprobación y disponible para uso general.
Y mientras eso ocurre, alrededor del planeta van surgiendo varias alternativas, tratamientos para tratar la enfermedad surgida en China a finales de diciembre del año pasado.
Entre las iniciativas hay un remedio natural de Madagascar, el Covid-Organics (CVO), un brebaje con base en hierbas que, según el presidente del país, Andry Rajoelina, puede prevenir y curar a los pacientes que sufren del coronavius.
Este producto, cuyo componente principal es la planta de Artemisia (usada para tratar la malaria), ya se comercializa en forma de té de hierbas. De hecho, ya se está trabajando en una nueva solución inyectable y otras posibilidades alternativas con la misma base.
Rajoelina ya ha atribuido la recuperación de 105 personas con este brebaje y envió un cargamento a Gambia.
A la lista se suma el medicamento cubano antiviral Interferón alpha-2b, que se ha utilizado en el tratamiento del dengue, hepatitis B y C y VIH-SIDA, y que según ha afirmado el embajador cubano en Rusia, Gerardo Peñalver Porta, se usa con éxito contra el coronavirus en China.
El Gobierno cubano ha señalado que al menos una veintena de países ya ha solicitado dicho medicamento.
Otra propuesta que ha surgido es TurkishBeam, un sistema de tratamiento de rayos láser y rayos UV desarrollado en Turquía, que ha sido oficialmente solicitado para pruebas y análisis por la Clínica Cleveland y la Universidad de Nueva York (EEUU).
Su desarrollador, RD Global INVAMED, asegura que el tratamiento destruye completamente los microorganismos, hongos, bacterias y virus y no daña las células y el ADN de los humanos.
Desde Argentina también ha surgido supuestas alternativas. Se trata de un tratamiento vía respiratoria con base en un tipo de ibuprofeno que, de acuerdo a sus desarrolladores, obtuvo “resultados positivos” en nueve pacientes con COVID-19.
Los especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y del Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (Ceprocor) explicaron que el producto para nebulización a base de ibuprofeno modificado logró “revertir los casos de coronavirus en el 70 por ciento de los pacientes menores de 50 años” y en dos pacientes de riesgos, de 76 y 78 años, en un periodo de entre cuatro y cinco días.
La hidroxicloroquina, usada contra la malaria, también ha sonado por estos días. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, afirmó que ha estado tomando este medicamento para protegerse de la enfermedad. Pero en abril pasado la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) alertó que el uso de hidroxicloroquina (o cloroquina) para el tratamiento de COVID-19 fuera del entorno hospitalario o de un ensayo clínico “podría generar problemas al ritmo cardíaco”.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) suspendió este lunes temporalmente las pruebas de hidroxicloroquina como posible tratamiento, y citando un estudio de la revista especializada The Lancet, advirtió sobre una “mayor tasa de mortalidad” de pacientes con coronavirus que habían tomado esta droga.
Otras alternativas llegan desde las comunidades indígenas, un sector que está en grave riesgo por la pandemia en diversos países. Sin embargo, ante las difíciles condiciones que enfrentan, los pueblos indígenas se han apoyado en sus conocimientos ancestrales y acuden a tratamientos con plantas medicinales.
Pero sumado a lo anterior, en diferentes países han surgido un sinfín de remedios caseros para intentar detener los síntomas y el avance del brote. Por ejemplo, orina de vaca (en la India), brebajes de hoja de coca (en Bolivia), o con limón, aspirina, miel o bicarbonato.
Y la lista sigue con supuestas bebidas calientes, gárgaras con sal, agua tibia con limón, entre muchos otros que llegan a las supersticiones.
No obstante, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha afirmado que aunque “algunas soluciones de la medicina occidental o tradicional o remedios caseros pueden resultar reconfortantes y aliviar los síntomas leves” del coronavirus, hasta ahora ningún medicamento ha demostrado prevenir o curar la enfermedad.
A la par del avance de la enfermedad en el mundo, varios países siguen en la búsqueda. Por ejemplo, a finales de abril, la empresa de investigación clínica australiana Linear Clinical Research (LCR) comenzó a reclutar adultos sanos para el ensayo en los próximos dos meses, y la compañía alemana de biotecnología BioNTech aprobó los primeros ensayos clínicos de una vacuna para el tratamiento del COVID-19 en humanos.
Asimismo, el 22 de mayo la Universidad de Oxford anunció que su vacuna contra la COVID-19 pasó a la siguiente fase de ensayos en humanos. Pero el anunció más reciente se conoce este miércoles desde Japón, donde un experimento conjunto entre la Universidad Miyazaki y la compañía Nikkiso Co. demostró tener éxito contra la enfermedad.
Actualmente, la EMA mantiene contacto con los desarrolladores de unas 33 posibles vacunas y 115 posibles tratamientos para la COVID-19.
A cinco meses de haberse conocido el brote en la ciudad china de Wuhan, el coronavirus deja 5,7 millones de contagiados, 355 mil muertos y 2,4 millones de recuperados, según datos de Worldmeter, considerado uno de los mejores sitios web de referencia para seguir las estadísticas de la pandemia.