La Corte Suprema de Estados Unidos lanzó este martes un revés al presidente Donald Trump tras negarse a aceptar una apelación formulada por sus aliados para bloquear la certificación de resultados electorales en la entidad de Pensilvania, ubicada al noreste del país y territorio clave para el triunfo de Joe Biden, candidato del Partido Demócrata que ya es presidente electo.
La máxima instancia judicial estadounidense, en la cual tres de los nueve magistrados fueron designados por Donald Trump, no explicó los motivos de su decisión, y ninguno de sus miembros notificó su desacuerdo. Más de un mes después de las elecciones, Donald Trump se niega a reconocer su derrota, declarándose víctima de un “fraude masivo” en Pensilvania y otros estados sin presentar pruebas convincentes.
Con la ayuda de aliados, Donald Trump presentó demandas en varios estados cruciales.
Sin embargo, casi todas ya han sido desestimadas por los tribunales, como Pensilvania.
Uno de estas demandas, presentada por el congresista republicano Mike Kelly, desafió la legalidad de los votos por correo en Pensilvania. Luego del rechazo por parte de la Corte Suprema estatal, los demandantes acudieron urgentemente a la Corte Suprema de Estados Unidos para pedirle que detenga todos los procesos electorales mientras exponen sus argumentos de fraude contra Donald Trump.
Al oponerse a admitirlos, los nueve jueces de la Corte en Pensilvania ponen fin a este procedimiento y dan a entender que no pretenden involucrarse en disputas poselectorales con Donald Trump, quien esperaba que el máximo tribunal, reorganizado profundamente durante su Gobierno, interviniera a su favor. El día después de las elecciones, había dicho que llevaría sus reclamos ante la Corte Suprema.
Texas, a favor de Donald Trump
Texas, gobernado por los republicanos, presentó este martes otro recurso ante la Corte Suprema del país para buscar la invalidación de los resultados electorales en otros cuatro estados clave, pero según los expertos no tiene posibilidades de prosperar. En 2000, la Corte Suprema interrumpió un recuento de votos en Florida, donde George W. Bush llevaba 537 votos al demócrata Al Gore, permitiendo la victoria del primero.