7 de noviembre de 2024
En un nuevo acto de violencia relacionado con la extorsión al sector agrícola, el Cártel de los Viagras destruyó una huerta de limón en el municipio de Apatzingán, en la región de Tierra Caliente, Michoacán. La huerta, ubicada entre los límites de Apatzingán y Buenavista, fue completamente arrasada, con todos los árboles derribados en lo que se considera un castigo hacia el productor que se negó a cumplir con las exigencias del crimen organizado.
De acuerdo con fuentes locales y citricultores de la región, el ataque fue perpetrado por miembros del cártel bajo las órdenes de César Alejandro Sepúlveda Arellano, alias “el Botox”, quien es identificado como uno de los lugartenientes de Los Viagras, grupo criminal que opera en la zona.
El modus operandi del Cártel de los Viagras en la región de Tierra Caliente está claramente dirigido al control de la producción y comercialización de limón, una de las principales actividades económicas del estado. Según citricultores de la zona, el cártel impone un cobro de 2 pesos por kilo de limón que se corta y otro 2 pesos por kilo comercializado. Los productores que no acceden a este cobro se enfrentan a consecuencias graves, incluyendo amenazas de secuestro, asesinato o despojo de sus tierras.
“Si nos negamos (a pagar), nos secuestran o matan a alguien de la familia, y de todos modos nos despojan de nuestros campos. Ya nos lo han advertido y hemos visto que lo cumplen”, relató un citricultor de la región, quien prefirió mantenerse en el anonimato por temor a represalias.
El productor que sufrió la destrucción de su huerta, que se encontraba en una zona vulnerable del municipio, se vio obligado a huir para salvar su vida. Los citricultores de la región aseguran que esta es solo una de las múltiples extorsiones que se viven diariamente en la zona.
La citricultura es una de las principales fuentes de empleo e ingresos en Michoacán, especialmente en los municipios de Apatzingán, Buenavista y otras localidades cercanas. La destrucción de huertas de limón no solo representa una pérdida económica directa para los productores afectados, sino también un golpe significativo para la economía local, que depende de la exportación de esta fruta, especialmente hacia Estados Unidos y otras partes del mundo.
El ataque de los Viagras ha generado una creciente preocupación entre los citricultores, quienes temen que el control del cártel sobre el mercado de limón siga aumentando, exacerbando aún más la violencia en la región. La situación es aún más compleja, dado que el sector agrícola enfrenta no solo la extorsión, sino también el robo y la comercialización ilegal de la fruta, lo que afecta directamente las ganancias de los productores honestos.
En respuesta a la creciente violencia y el control de los cárteles sobre el sector agrícola, el gobierno estatal y federal han intensificado los esfuerzos para restaurar el orden en la región. En octubre de 2024, las autoridades de Michoacán tomaron el control operativo y de seguridad del Tianguis Limonero de Apatzingán, con el objetivo de garantizar la seguridad de los empresarios, regular el origen del limón y tomar medidas contra el robo y la comercialización ilegal de la fruta.
Además, se están realizando esfuerzos a través de la Secretaría de Economía para reactivar el comercio de limón en la región y posicionar a Apatzingán como uno de los principales destinos de compra de esta fruta a nivel nacional e internacional. Sin embargo, la violencia relacionada con el crimen organizado sigue siendo uno de los principales obstáculos para el desarrollo económico de la zona.
La región de Tierra Caliente ha sido históricamente una zona de influencia para varios grupos criminales, pero el Cártel de los Viagras, formado en su mayoría por exautodefensas y exintegrantes de otros cárteles, ha consolidado su control sobre varias actividades económicas, incluida la citricultura. La violencia, las extorsiones y los asesinatos son una constante en esta zona, donde la presencia del Estado es mínima y la intervención de las fuerzas de seguridad es limitada debido a la complejidad de la geografía y el poder que los cárteles ejercen en el territorio.
La destrucción de huertas de limón no es un hecho aislado, sino que refleja una realidad más amplia de cómo el crimen organizado se infiltra en la economía local y afecta a miles de personas en Michoacán, que se ven obligadas a escoger entre colaborar con los cárteles o enfrentar consecuencias fatales.
Con información de El Universal