PODER Y ESTADO PERFILES

África supera los 3 mil muertos y los 100 mil contagios por COVID-19

El continente africano suma 3 mil muertes por coronavirus y 100 mil 114 contagios, de los cuales 38 mil 599 son pacientes recuperados

Los países africanos superaron este viernes la barrera de los 100 mil casos de COVID-19 y las 3 mil muertes, aunque solo seis países (Sudáfrica, Egipto, Argelia, Marruecos, Nigeria y Ghana) tienen más de 5 mil infectados.

El continente africano registra 100 mil 114 casos, de los cuales 38 mil 599 son pacientes recuperados, según las últimas cifras recopiladas este viernes, a partir de los comunicados de los gobiernos y los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.), especializada en esa estadística.

El continente ha necesitado 15 días para duplicar sus números – una tasa de crecimiento inferior a las observadas en otras regiones – y cuenta con 3 mil 77 muertos y una tasa de letalidad del 3.1 por ciento, por el momento.

Sudáfrica figura como el país más afectado por la pandemia, con 19 mil 137 casos, 369 muertes y 8 mil 950 pacientes dados de alta, y las proyecciones de sus autoridades sanitarias anticiparon el jueves que, en el escenario más pesimista, el coronavirus habrá causado de aquí a noviembre cerca de 50 mil muertes y unos 3.6 millones de contagios detectados.

Detrás de este país austral, el nuevo coronavirus golpea sobre todo a los países del norte del continente.

Egipto es el segundo país con más casos, pero es el que tiene más víctimas mortales por COVID-19 de África (15 mil 3 positivos y 696 muertos).

Le siguen Argelia (7 mil 728 casos y 575 muertes), Marruecos (7 mil 211 casos y 196 muertes) y, en la región subsahariana, la populosa Nigeria (7 mil 16 casos y 211 muertes).

En el lado positivo, Eritrea, Seychelles y Mauricio no cuentan con ningún caso activo.

Las cifras de África, aunque continúan en aumento, aún distan mucho de los estragos que soportan muchos países de Europa, si bien la OMS sigue pidiendo prudencia y respetar las medidas sanitarias.

La reacción rápida de la mayor parte de países del continente – sabedores de sus vulnerables sistemas sanitarios – fue motivo de elogio internacional.

Con muy escasos contagios, países como Ruanda, Sudáfrica, Botsuana o Kenia optaron por tomar medidas drásticas como toques de queda, cierres de fronteras o confinamientos generales.

Desde el comienzo de mayo, sin embargo, lugares como la propia Sudáfrica, Nigeria, Ghana, Senegal, Kenia, Uganda, la República Democrática del Congo o Yibuti empezaron ya a levantar algunas restricciones.

Otros como Tanzania, en el que su presidente, John Magufuli, insiste en que rezar está consiguiendo derrotar al virus, ha abierto de forma completa esta semana sus fronteras al turismo y reanudará eventos deportivos el próximo 1 de junio.

En su último informe sobre la situación, la Comisión Económica de las Naciones Unidas para África (UNECA) explicó que un confinamiento total de un mes en África le costaría al continente el 2.5 por ciento de su Producto Interno Bruto (PIB) anual.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que entre 83 mil y 190 mil africanos podrían morir por el COVID-19 y hasta 44 millones podrían infectarse en todo el continente si fracasan las medidas de contención de la pandemia.

La receta de la agencia de la ONU para evitar esa catástrofe es clara: “testar, rastrear, aislar y tratar” a los ciudadanos, algo para lo que los distintos países africanos tienen capacidades muy dispares.

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